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¿Cómo atender la diversidad de mis estudiantes en el aprendizaje de Historia y C.Sociales?: Una interrogante y un desafío para el docente y para la didáctica

“Más allá de los estándares y las mediciones de logro, se trata de replantear lo que se hace en la escuela y en la universidad teniendo en cuenta quiénes son los que están en las aulas y en qué medida sus particularidades son el punto de partida real para la construcción de propuestas de aprendizajes de calidad”.

 
Liliana Bravo
Directora de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales Universidad Alberto Hurtado

La lectura que la didáctica puede realizar respecto de la “atención a la diversidad” en el aula, debiese sustentarse en la definición de posibilidades de enseñanza que reconozcan la dimensión subjetiva de los procesos de apropiación y construcción del conocimiento. Se trata de asumir el aprendizaje como un proceso de significación único e irrepetible por parte de los sujetos que participan de un mismo espacio de aprendizaje.

Aquí hay una deuda no menor por parte de las didácticas, al menos de la didáctica de las ciencias sociales que, centrada en la transmisión de los contenidos, ha invisibilizado las posibilidades de conocer e interpretar la realidad social por parte de los estudiantes.

La situación se puede explicar por la función homogenizadora que ha asumido la escuela desde sus orígenes, pero esto no exculpa la ausencia o escasez de propuestas, levantadas desde la didáctica de la especialidad, que reconozcan la diversidad como variable del fenómeno educativo. Especialmente cuando cada vez más profesores y profesoras demandan respuestas a las problemáticas que enfrentan en el aula, muchas de las cuales se sustentan en la diversidad de sus estudiantes. Conscientes de esta realidad, propusimos levantar una línea de investigación acción referida a la diversidad en el proceso de enseñanza de las C. Sociales en contextos escolares, dentro del marco de un programa de especialización de profesores de educación general básica, realizado por la P. Universidad Católica en convenio con el CPEIP (2008- 2009).

La profesora Jahel Ramírez, quien es tutora de Experiencias Laborales de la carrera Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales de la Universidad Alberto Hurtado, desarrolló una propuesta de aula que reconoce las particularidades de sus estudiantes de 5º básico del colegio Cristóbal Colón, de Conchalí. A partir de la observación y registro de sus clases se propuso iniciar un trabajo de reconocimiento y visibilización de las diferencias de sus estudiantes, entendiéndolas como posibilidades más que como limitantes para los procesos de enseñanza y aprendizaje. En este artículo comparte con nosotros su experiencia y nos deja el desafío de asumir, desde donde estemos ejerciendo la docencia, la diversidad como una realidad posibilitadora de aprendizajes.

Esta experiencia significó un desafío no sólo desde el aula escolar, sino también desde el aula universitaria. En innumerables oportunidades se interpeló a la didáctica por su/mi incapacidad para pensar y entregar herramientas que promuevan el pensar, y diseñar una enseñanza desde la diversidad de los sujetos que comparten un espacio de aprendizaje.

El desafío sigue vigente, pero con mayor urgencia pues cada día es mayor la demanda de una educación con sentido. Más allá de los estándares y las mediciones de logro, se trata de replantear lo que se hace en la escuela y en la universidad teniendo en cuenta quiénes son los que están en las aulas y en qué medida sus particularidades son el punto de partida real para la construcción de propuestas de aprendizajes de calidad.

La didáctica como especialidad universitaria, contenida en los programas de formación del profesorado, tiene como principal finalidad preparar a los futuros profesores y actualizar a los ya en ejercicio para enseñar una determinada disciplina en la escuela, y no puede quedar al margen de formar para la diversidad. Experiencias como la compartida por Jahel en este artículo, se constituyen, por una parte, en fuente de reflexión para pensar la enseñanza de la disciplina, y por otra, en recurso para el aprendizaje de los que hoy se están formando y perfeccionando como profesores. Se trata entonces, de avanzar hacia aulas verdaderamente formadoras.

Ver artículo de Jahel Ramírez