Por Patricia Imbarack, académica Facultad de Educación UC
En 2015, Ediciones UC y Ceppe UC, publica un trabajo pionero en el país, “Educación católica en Chile, perspectivas, aportes y tensiones” cuyo objetivo fue dar a conocer el estado actual de la investigación y teorización sobre la educación católica en nuestro país.
Fruto de esa experiencia, cinco años más tarde, Cristóbal Madero, académico de la Facultad de Educación UAH y Patricia Imbarack, se reúnen para dar a luz un proyecto cuyo afán es dar continuidad y ampliar los márgenes a ese primer esfuerzo, ahora en clave regional, situando la discusión académica en la materia en torno a limites territoriales claros, y que dan cuenta de la preocupación por un continente principalmente católico, pero cuya hegemonía religiosa ha ido cambiando fruto de crisis de diversa naturaleza; económicas; políticas, democráticas, de participación; eclesiales; ambientales y naturales; demográficas y migratorias, entre otras.
Esta es la génesis de “EDUCACIÓN CATÓLICA EN LATINOAMERICA, UN PROYECTO EN MARCHA” publicado en marzo de 2020 por la misma editorial. En él se da cuenta de un trabajo conjunto entre académicos de la región, que expresa un trabajo colaborativo por revitalizar y visibilizar un campo de investigación y reflexión de gran relevancia en el escenario actual; el subsistema de educación católica.
La publicación transita a través de la fisonomía de Brasil, Uruguay, Chile, México, Perú y Colombia en materia de educación católica, dando pinceladas en temas de vital importancia, como son la formación de profesores idóneos para el campo de escuelas confesionales, la apertura al diálogo interreligioso e inclusión, las nuevas tecnologías de la información, el uso de redes sociales, y la internacionalización, entre otros.
Lo que es claro en este recorrido, es que fruto de esta interpelación al estado del arte en investigación sobre educación católica en nuestros países, es urgente renovar la educación católica en todos sus niveles, escolar y superior en un claro sello, que se traduzca en el esfuerzo de forjar una identidad clara, capaz de tender puentes con otros distantes y distintos en sociedades altamente complejas y plurales. En otras palabras, la premura de una educación católica en Latinoamérica atractiva, definida, situada y capaz de convivir con proyectos educativos no católicos, sin transar en aspectos esenciales de su ser y su actuar. Hoy, como en todas las épocas, la Iglesia Católica tiene la responsabilidad y el deber de contribuir, con su capital de verdades y de valores, a la construcción del humanismo creyente y solidario, y a la renovación religioso moral de nuestros pueblos.
Lo ya mencionado, se hace prioritario, toda vez, que la educación católica se sitúa en y para el mundo, respondiendo al mandato evangélico y con ello, debe experimentar, y en ocasiones sufrir, los vertiginosos cambios sociales y las consecuentes regulaciones y desregulaciones en materia educativa que erosionan su fisonomía. La evolución experimentada por la educación escolar católica primaria y secundaria en la región latinoamericana, habla de la necesidad de pensar nuevos modos en cómo esta educación se materializa en las escuelas y sobre algunas claves que marcan la diferencia. Sortear que la experiencia de la fe sea vivida de manera compartamentalizada y ubicada en la Pastoral de una institución educativa confesional, como lesionada o relegada a un rincón o sección del hacer de la institución educativa, es una tarea de vital importancia. La fe no puede ser vivida o percibida separadamente con respecto a las otras actividades que le son propias a una institución educativa, sino más bien, debe ser la experiencia de Dios el perfume que cruce la experiencia educativa en este tipo de instituciones. Entonces ¿cómo dinamizar la fe y la labor de la educación católica en un contexto de creciente increencia? ¿cómo perfilar una identidad católica clara? Son algunas de las preguntas a las que este libro busca responder.
Darse el tiempo de entrar en esta publicación, es una prerrogativa para todos aquellos que se desempeñan en círculos donde la educación y la Iglesia tiene un espacio de intersección, y que trabajan con pasión para renovar cotidianamente la misión educativa de la Iglesia en nuestro continente. Su lectura atenta y crítica, quiere ser alimento para nuevas propuestas de trabajo, para renovadas reflexiones y para porqué no, pensar en una educación católica global, que trascienda las fronteras de nuestro continente.