La permanencia y tenacidad del movimiento estudiantil secundario y universitario por plantear sus demandas sobre más y mejor educación pública y  su unánime oposición al lucro, ha mostrado  la  capacidad de convocar  y congregar a distintos sectores de la sociedad. Han hecho visible la legitimidad de sus exigencias  y la relevancia del cambio político que se requiere para hacer de la educación un derecho fundamental.  
                         Dado esto,  cabe plantearse  sobre la educación que imparte la escuela  en relación con el ejercicio de  la ciudadanía  y cómo ello se manifiesta en el pensamiento y actitudes de diferentes  estudiantes chilenos.   | 
                      En una  educación para  el ejercicio ciudadano se espera que la formación que reciben niños, niñas y jóvenes a lo largo de su trayectoria  educativa,  les permita  desempeñarse  en forma responsable  en la sociedad en que están insertos. Se trata de que asuman  derechos y responsabilidades que conciernen tanto a su desarrollo personal como  al de aquellos con los que conviven y que forman parte de su comunidad inmediata y amplia.  
 Ello supone que mediante la educación, aprenden que la interacción social exige respeto  y aceptación de la diversidad  así como asumir compromisos  en un proyecto colectivo para instalar un mundo más justo,  capaz de combatir la exclusión de muchos por parte de unos pocos. (Muñoz Moreno, 2011).   |