Es de conocimiento común que la enseñanza de la matemática en nuestras aulas no está logrando que los estudiantes y futuros ciudadanos desarrollen un pensamiento matemático que les permita desenvolverse con éxito en el mundo, puesto que se ha caído en la reducción de la matemática al cálculo netamente instrumental, la memorización de fórmulas y el uso de un lenguaje puramente sintáctico, ajeno casi por completo a la realidad. Peor aún, en la escuela secundaria los alumnos aprenden algo llamado “álgebra” pero no aprenden a “algebrizar”, aprenden algoritmos, pero no a “algoritmizar”, y en general aprenden ese “algo” llamado matemática, pero no llegan a “matematizar” (Freudenthal, 1983), esto es, recuperar el sentido de los procesos matemáticos que se esconden bajo una fórmula o procedimiento rutinario.
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Desde hace poco más de 30 años, en varios países se viene desarrollando un área de conocimiento que ha sentado sólidas bases para el estudio de los problemas referidos a la enseñanza y aprendizaje de la matemática. En la actualidad se cuenta con una comunidad de investigadores que han levantado diversas líneas de trabajo, enfocados en distintas aristas de dichos problemas, que consideran lo cognitivo, lo social, lo afectivo, la naturaleza de lo matemático, lo filosófico, lo lingüístico, y así, un buen número de perspectivas que interactúan con el campo de conocimiento que describimos y que se denomina Didáctica de la Matemática.
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