Iniciamos este artículo tomando un fragmento del libro de Ernesto Sábato, quién nos llama a no dejar de vernos y pensarnos a nosotros mismos y a nuestros estudiantes como personas en proyecto, en construcción permanente, singulares e irrepetibles, sociales y trascendentes en nuestra acción. En nuestro caso como docentes, siempre en camino de la búsqueda del diálogo y encuentro con la persona en nuestros estudiantes. Nos interpela llamándonos a ser y no sólo a estar en este país nuestro, a convertir el sustantivo en verbo en nuestro quehacer educativo, comprendiendo el currículum como “currere” como itinerario de ruta, como camino siempre abierto, acompañando a otros en la construcción de su persona, estando dispuestos a desaprender y aprender constructivamente de nuevas realidades, a asumir en definitiva la incertidumbre del quehacer educativo en lo cotidiano.
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