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LICEOS DE EXCELENCIA,
¿QUIENES GANAN Y QUIENES PIERDEN?

Catalina Opazo
Académica Facultad de Educación
Universidad Alberto Hurtado
24 de mayo de 2010

El pasado 21 de Mayo, el Presidente Piñera reinstaló en la agenda las propuesta de 50 “liceos de excelencia” en el país y anunció que los primeros 15 estarán en funcionamiento en marzo del próximo año. De acuerdo a lo estipulado en su Programa de Gobierno, esta medida se asocia a la propuesta de favorecer “la movilidad social y la verdadera igualdad de oportunidades en la educación” y se complementa con medidas como la “continuación y profundización de la subvención preferencial para los estudiantes de familias más desvalidas” y el “fomento a las familias que aportan financiamiento compartido” (que de acuerdo a los últimos anuncios se trataría de una exención tributaria para aquellas familias que tienen la capacidad de aportar al financiamiento de la educación de sus hijos).

Ahora bien, más allá de estas declaraciones generales, tenemos poca información respecto a cómo se está pensando implementar esta medida y qué efectos podría tener sobre nuestro sistema educativo. La (escasa) información disponible sólo permite inferir algunas características de este proyecto. El modelo a seguir es el Instituto Nacional, esto es: un liceo municipal, “emblemático”, con un alto nivel de selectividad y altísima exigencia académica. Presumimos que esto es lo que se replicaría. Complementariamente, podemos suponer que debieran ser establecimientos en los que se desarrolle a cabalidad la “cultura de la exigencia” y el consecuente aumento de las exigencias a los directivos, docentes y alumnos, lo que está propuesto también en el Programa de Gobierno. Esta información entrega algunas pistas, sin embargo aún deja una serie de interrogantes abiertas y hebras sueltas.