“La gran carencia o, al menos, el mayor silencio en el plano institucional es el de la educación particular, tanto subvencionada, como pagada”(..) ” En relación con la primera, es urgente regular la creación de nuevos establecimientos (…) Sobre la segunda vale la pena dejar establecido que se trata de la expresión más antigua y evidente de segmentación social de la educación en nuestro país”.

¿Hacia dónde mira el Programa Educacional?

Lo más luminoso del Programa de Michelle Bachelet es su orientación general. El Programa ubica a la educación entre los principales desafíos que Chile debe enfrentar para ser una sociedad desarrollada, integrada y más plenamente democrática. La perspectiva para enfrentar la política educativa es clara; reduce sustantivamente el espacio del mercado educativo y sitúa a la educación como un derecho social de todos y todas, con independencia de su situación social, étnica o del lugar del país que habite.

Reconociendo los logros conseguidos en educación, diagnostica tres puntos críticos: la desigualdad educacional, la segregación y la crisis de la educación pública. A ello añade una gran deuda de calidad, entendida integralmente y no limitada solo a los aspectos evaluables en pruebas estandarizadas como el SIMCE. El concepto de calidad propuesto es exigente y se retoma poco en el resto del Programa. Él alude a asegurar que todos tendrán derecho de integrarse a un proceso educativo donde serán reconocidos y accederán a “experiencias de aprendizaje que les permitan desplegar talentos y lograr las competencias requeridas por la sociedad actual, promoviendo un desarrollo ciudadano a escala humana y basado en el bien común”.

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