“Entre los jóvenes de NSE bajo y medio bajo, se reconoce las dificultades de lograr buenos resultados en la PSU; a partir de esto, un segmento importante manifiesta la apertura a alternativas para el cumplimiento de sus aspiraciones, lo que incluye la elección de centros educativos con menores exigencias en sus requisitos de ingreso y aranceles más bajos…”

Una revisión somera de las estadísticas de la educación superior en los últimos años, permite constatar la magnitud de las transformaciones que está experimentando nuestra sociedad y su efecto innegable en la reelaboración de sentidos colectivos y nuevas demandas de actores diversos. Las cifras son evidentes: en las últimas dos décadas, la matrícula bruta de jóvenes entre 18 y 24 años cursando alguna carrera de educación superior se ha triplicado.

“(Es necesaria) la flexibilización curricular y la diversificación de opciones y modalidades de formación, más allá de las actuales Humanista Científico, Técnico Profesional y Artística, o desde ellas, para responder de mejor forma a la enorme diversidad de necesidades del país y de los jóvenes."

Los recientes resultados del Simce de Segundo Medio y de la PSU a fines del año pasado, siguen dando voces de alerta de un problema mayor que el país no está abordando. Seguimos manteniendo la ilusión de una educación secundaria ordenada como selectora de elites para la educación superior y para derivar al mercado del trabajo a los otros. No ha existido la capacidad de asumir que esa respuesta, válida para buena parte del siglo pasado, dejó de serlo por lo menos en lo que va del siglo actual.