“Tener la oportunidad de poder participar en clases de otro país, con otra cultura, con otros métodos de aprendizaje, enriquece mucho mi formación”.
Por Patricio Leiva
Estudiante de Pedagogía en Matemática UAH
Tengo 31 años y comencé mi vida universitaria cuando tenía 29. Con 2 hijos y otro en camino; no fue fácil adaptar mis horarios a la universidad.
Durante el primer año, siempre me llamó la atención todas las actividades en las que los estudiantes podemos participar, especialmente la posibilidad de realizar un intercambio académico, y como éstas enriquecen nuestra formación profesional.
Para mí, eso era solo un sueño, algo que solo podía ver desde lejos y que estaba fuera de mi alcance, ya que, como padre y jefe de hogar, el trabajo me impide poder disponer de tiempos adicionales y mucho menos ausentarme a mis compromisos laborales.
Cuando comenzó la pandemia, fue, dentro de toda la complejidad, una oportunidad para poder asumir más responsabilidades académicas; por primera vez pude ser ayudante de un curso, y esta experiencia me motivó a querer participar en más actividades.
“Jamás pensé que yo podría vivir una experiencia de intercambio”
Así, en noviembre del 2020 se abrieron las postulaciones a intercambio virtual. Jamás pensé que yo podría vivir una experiencia de intercambio, ya que eso requiere viajar a otro país y eso significa dejar a mi familia sin sustento y sin compañía por un largo periodo. Pero la oportunidad ahora estaba a mi alcance, podía acceder a algo que siempre fue un sueño, y que la virtualidad me daba la oportunidad de poder cumplirlo.
El intercambio virtual se llevó a cabo con la Universidad del Valle de Atemajac (UNIVA), en México, y desde el primer momento me sentí acogido por mis compañeros y profesores. Las clases comenzaron el 5 de enero y finalizaron en el mes de abril, por lo que no tuve incompatibilidad de horarios con la UAH.
Tener la oportunidad de poder participar en clases de otro país, con otra cultura, con otros métodos de aprendizaje, enriquece mucho mi formación.
Además, la posibilidad de acceder a un intercambio sin tener que dejar de lado mis responsabilidades, es la alternativa perfecta a la que pueden acceder muchos jóvenes que se encuentran en la misma situación mía.
A raíz de esta experiencia, tomé la decisión de acceder a todas y cada una de las oportunidades que nos ofrece la virtualidad, que de otra forma hubiese sido imposible acceder. Hoy, siento que la universidad nos está entregando una posibilidad real para poder fortalecer nuestra formación a través de la virtualidad, y que nos brinda una oportunidad a los que antes no la teníamos.