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Justicia Educacional: Desafíos para las ideas, las instituciones y las prácticas en la educación chilena

Por Francisca Zamorano, Constanza Correa y Constanza Severin
Egresadas Magister en Política Educativa, Universidad Alberto Hurtado

 

¡Al fin un libro ilustra los modos diversos en que se encarna la justicia educativa en el país! Durante la década de los 80, en plena dictadura militar, se establecieron las bases para el experimento neoliberal chileno, con una dirección y profundidad inédita en el mundo. El sistema educativo chileno fue reformado y construido desde lógicas de mercantilización y privatización, impactando en las reglas del juego para la discusión e implementación de políticas públicas. La justicia educativa, junto a las ideas en torno a las pedagogías socialmente justas, se ofrecen como una alternativa a los modelos pedagógicos tradicionales y como una respuesta a aquellas políticas educativas influenciadas por los modelos neoliberales.

El alto nivel de segregación social que existe en Chile se reproduce en el sistema educativo del país. Así como la distribución de ingresos, las áreas verdes en las comunas y las posibilidades de optar a espacios de recreación, cultura y deporte, es desigual, también lo es en el financiamiento, la infraestructura de los establecimientos, el número de estudiantes por sala, el acompañamiento y fortalecimiento docente, sus sueldos, las experiencias de aprendizaje, en todos los niveles educativos. Adicionalmente, el financiamiento escolar mediante voucher y el actual sistema de aseguramiento de la calidad con altas consecuencias, han promovido la competencia entre los establecimientos. Aún cuando la pretensión era, desde el discurso, mejorar la calidad de los procesos educativos, lo que en realidad ocurrió fue la profundización de las inequidades educativas, las que han sido  develadas con el tiempo, por medio de los estudios académicos y los movimientos estudiantiles y sociales.

Lanzado en noviembre de 2020, el libro editado por Camila Moyano y Ediciones UAH, “nace de la aspiración del CJE [Centro Justicia Educacional] de contribuir con evidencia y reflexión teórica respecto de injusticias en el ámbito educativo y de la infancia, que corresponden a dimensiones no tradicionalmente consideradas por la literatura” (p.17). Con un prólogo a cargo de Martín Hopenhayn y un capítulo inicial sobre las temporalidades de la justicia educacional escrito por su propia editora, el texto articula 15 capítulos en torno a 3 grandes temas: normalidad y diferencia; institucionalidad y política educativa y; prácticas educativas.

La compilación profundiza en el significado del concepto de justicia social, dando un marco de referencia desde la teoría de forma coherente y en base a autores y autoras que se complementan y confluyen. Se utilizan principalmente las dimensiones desarrolladas por la filósofa nortamericana Nancy Fraser y del economista indio Amartya Sen; también destacan los aportes de Martha Nussbaum y Marion Young. La literatura utilizada, permite al lector ampliar sus conocimientos sobre las distinciones del concepto, organizar y dar sentido y forma al entendimiento de la justicia social en el ámbito educativo. A su vez, presenta la discusión moral que existe en torno a la pregunta por la justicia, dada la relación entre la responsabilidad de la investigación científico social frente al sufrimiento humano (Moyano, 2020).

Los distintos capítulos tienen una estructura común. De distintas maneras, los autores entran y reflexionan en torno a algún ámbito del sistema educativo chileno y van ilustrando la falta de justicia educativa; un sistema lleno de goteras que humedecen la experiencia de aprendizaje. Predominan las metodologías cualitativas a partir de los relatos de sus protagonistas, lo que permite humanizar la comprensión de cada contexto.

A su vez, se presenta una crítica al modelo predominante, en la que impera la idea ficticia de un país uniforme y un terreno social neutro, donde la escuela, las y los estudiantes son tratados con una imparcialidad que reduce las diferencias de la vida social a una unidad que hegemoniza, y presenta, como bien común los intereses de la clase dominante, normalizando ciertas conductas y estigmatizando otras (Young, 1990 en Cuervo, 2020).

En este escenario, los autores hacen propuestas alternativas; algunas que muestran mejoras sustantivas para algún ámbito en particular, otras un cambio de paradigma o una contrapropuesta. Ejemplos de ello son la relevancia del sistema de formación dual de la educación técnica para el logro de mayor equidad (Flores et al, 2020) o la propuesta de cambio del sistema de evaluación de las escuelas (Rozas et al, 2020). El libro tiene un enfoque propositivo; muestra caminos posibles frente a una misma pregunta que es recurrente y toma distintas formas. Más que eso, las propuestas no solo se fundan en argumentos y análisis técnicos e intelectuales, sino también desde la experiencia y el compromiso de cada autor o autora, que se hace evidente en la lectura y que provoca a las y los lectores.

La culminación de este libro, tal como lo menciona Moyano en su introducción, coincide con el estallido social que vive nuestro país desde octubre 2019. Las manifestaciones que se iniciaron en dicha fecha y que persistieron por meses, tuvieron como “factor retórico común la sostenida injusticia a la chilena” (p.19). Este movimiento social constató la extensa lista de inequidades existentes en nuestro país. Nadie habría previsto que, no mucho después, una pandemia afectaría al mundo y ratificaría en nuestro país y en tantos otros, que la fragilidad y la precariedad requieren atención y solución urgente.

Por ello es que al leer el libro durante el 2021 nos fue imposible dejar de preguntarnos ¿De qué hablaría hoy este libro? ¿Qué otros temas se habrían incluido si hubiese sido pensado en esta sincronía estallido/pandemia?

Nuestra primera respuesta fue: los mismos… y tantos más. La crisis sanitaria producida a raíz de la pandemia no ha hecho más que agravar y también visibilizar las profundas desigualdades de nuestra sociedad y por cierto, nuestro sistema educativo. El cierre de las escuelas y el intento de implementar una educación 100% online, han dejado en manifiesto que en Chile no se asegura el derecho a la educación a todos los niños y niñas. Aparecen entonces, temas como la falta de conectividad y equipamiento, el aumento de la exclusión escolar, la pobreza, los recursos desiguales de las escuelas, las condiciones laborales deficientes de las y los docentes, la necesidad de contar con una educación emocional, solo por mencionar algunos.

El libro aporta a la reflexión crítica sobre las problemáticas sociales que se ven agudizadas en el sistema educativo, respondiendo a nuestro contexto actual. Su riqueza radica en que cada capítulo expone distintas posibilidades para trabajar en pos de la justicia educacional. Sin embargo, estas solo podrán amplificarse en la medida que el sistema deje atrás los incentivos que apuntan a la competencia, la exclusión, la burocratización y la excesiva estandarización.

Confiamos que, en la medida que más personas puedan acceder a lecturas como esta, más podremos trabajar, debatir, investigar y diseñar políticas públicas teniendo como foco central la justicia educacional.

Libro disponible en Ediciones UAH